lunes, 24 de agosto de 2009

JARETA: ¿“UN SABIO….”? ¿UN POETA…? ¿UN IGNORANTE?

Estaba yo compenetrado en la lectura del artículo mencionado en la nota anterior, cuando de repente irrumpe sorpresivamente mi amigo, el que desde hace unos días me acompaña tratando, según él lo expreso, de encontrarse consigo mismo; irrumpe, decía y manifestó:
- Che Jareta, ayer le diste con todo al pobre tío que dio su punto de vista como una persona cualquiera, punto de vista que debemos respetar, como vos querés que te respeten.
- Sí, pero yo no le falté al respeto, incluso afirmé que no estaba criticando su idea, porque a la vez, es una postura sostenida por muchos en el mundo entero. Además tengo derecho a replicar una idea que no comparto, como si fuera un debate, y hacerlo implica tener en cuenta lo que este señor afirma, respetar su idea, pero manifestar un simple disenso, nada más.
- Hoy justamente voy a apoyar algo que él mismo opina:
“La cooperación rige el universo”
Estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación, incluso lo diría en forma potencial, además, “la cooperación debería siempre regir el universo”, porque dentro de la esencia del hombre, la idea de cooperación fundamentaría un atributo natural que debería caracterizarlo.
Incluso sostiene que:
“Sin la cooperación y la solidaridad quedaríamos presos del viejo paradigma que se caracteriza por la competencia y no por la colaboración. Un mundo de conflictos, enfrenamientos, de una gran acumulación de riquezas por una parte minúscula en detrimento de la exclusión de la otra parte mayoritaria.”
Esta idea es clara y distinta, como afirmaba Descartes, no podemos negarla, porque alguien manifestó en una oportunidad que “El primer obstáculo al libre ejercicio de la ciudadanía proviene de la desigualdad social”. Ser ciudadano implica contar con derechos que protejan los valores del hombre, y justamente la cooperación y la solidaridad son valores que no podemos obviar tan fácilmente, digamos que deberían ser, como dije, característicos en el hombre. La idea de competencia y la no colaboración provocaría enfrentamientos inevitables, justamente por la desigualdad social, la lucha eterna entre los que más tienen, que son los menos, y los que menos tienen, que son los más.
Justamente lo que criticaba era la idea de considerar a la “globalización” como “casa común” de unidad de culturas y tradiciones, porque cada pueblo, decía, tiene su propia idiosincrasia, sus costumbres y sus hábitos, su ética inclusive depende de ello. Razón por la cual no hay que globalizar eso, y no me digan que no, porque la idea de unificar al mundo en base a esos ideales, surgen a la vista, están presentes en los poderes del mundo, como si fueran monstruos “devoradores de siete cabezas y diez cuernos […] con nombres ofensivos contra Dios” (Apocalipsis 13-1) incluso agrega “quién hay como este monstruo, y quién podrá luchar contra él”. Yo te digo, “CUÍDATE DE LOS FALSOS PROFETAS DE LA LIBERTAD, LA IGUALDAD Y LA JUSTICIA”
- Sí, pero tus palabras suenan fuerte, Jareta…
- Hablemos sin rodeos, lo auténtico salta a la vista, amigo mío. Sócrates afirmaba, “CONÓCETE A TÍ MISMO” “VÉNCETE A TÍ MISMO”, está, es una frase tan inteligente que debería sustentar la existencia de todo hombre, pero es una frase que debería originarse de la misma “insistencia” del ser (en homenaje a padre Ismael Quiles y a la Dra. Celia Romani), de la misma esencia, esa fue la idea de este pensador y lo afirmo porque conociéndonos podríamos encontrar siempre la excelencia en nuestro obrar; pensaba Sócrates, el “buen obrar, el obrar moralmente bueno”, pues quién realmente se conoce no puede obrar mal, obra definitivamente bien, porque quien se conoce a sí mismo llega a su esencia, a su propia “insistencia”, y desde allí toma contacto con su “ser en sí” y sus propios valores. Sólo así, querido amigo, tomando conciencia de este aspecto esencial de tu vida, podrás continuar con esa etapa inconclusa, que tú mismo has definido como, “detenida en el tiempo”, para poder encontrarte a ti mismo.

Mi amigo me observaba perplejo, su cara manifestaba asombro. Se quedó como anonadado. No fue mi intención provocar aquel estado de ánimo, pero recuerdo haber escuchado una frase de Sócrates que decía: “Soy para la ciudad como un tábano sobre un caballo que necesita ser aguijoneado. Los despierto, los persuado, los reprocho” Apología 30e y otra “La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia”. Será que mi amigo reconoció “su propio no saber”. Humildemente lo digo, pues quién reconoce su “no saber”, avanza en la vida, pues se preocupa por el saber, es lo que permite continuar los pasos que una vez quedaron sin avanzar. Lamentablemente debo reconocer que a mi me pasó algo similar, y por eso estoy aquí sumido en este mundo oscuro, pero ahora, gracias a este amigo, tratando de salir de él, buscando la luz que me guíe hacia la “verdad”
Hay un proverbio árabe que dice:

“El que no sabe, y no sabe que no sabe, es un necio, apártate de él.
El que no sabe, y sabe que no sabe, es un hombre sencillo, instrúyelo.
El que sabe y no sabe que sabe, está dormido, despiértalo.
El que sabe y sabe que sabe, es un sabio, síguelo”


Sí, ya sé Jareta, como siempre decís, “El que quiere oír que oiga”. Jareta, amigo mío, sos un grande, sos mi ídolo.

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