sábado, 22 de agosto de 2009

EL LOCO JARETA, NUEVAMENTE FILOSOFANDO

De repente, apareció por detrás, era como una visión, que se dejaba ver y otras veces no, pero se mantenía como conectado a mí, era, como parte de mí.
- -¿Y quién eres tú? Le pregunté en un determinado momento, me afirmó:
- -yo, soy quien soy, poco tiene que ver que sepas quién soy, simplemente soy
- -pero no puedes responderme así, si estás conmigo es por algún motivo.
- -busca en ti mismo, si quieres saberlo. Pregúntate a ti mismo. Quizás así encuentres la respuesta, en lo profundo de tu ser.
Pareciera que esta visión fuera de alguien que pretendiera que encontrase las respuestas desde mí mismo, y continuó:
- Quizás soy aquella personita que una vez, sin querer se hizo la misma pregunta que tu mismo me haces a mí y que por no encontrar la respuesta, porque la abandoné, terminó de esta manera encerrado en una niebla densa, disperso en ella, cuando en realidad debería ser el hombre más libre del mundo.
Realmente no supe cómo sostener este argumento. Debo agregar que se trataba de un joven de diecisiete años aproximadamente, pero con una preparación superior, digna de un adulto, y de un adulto intelectualmente aventajado. Pero agregó:
- Hace mucho tiempo tú me enseñaste a preguntarme a mí mismo ¿quién era? Fue la primera pregunta que debiera hacerme, sostuviste, si quisiera encontrarme a mí mismo. Pero nunca me la hice, es decir, nunca me la hice porque me dio desgano hacérmela, porque no creí que era importante, porque pensé que sólo el trabajo era el significado de una vida próspera, porque estaba en la flor de la juventud y pensaba en cosas más superficiales, me gustaba la diversión, desde todos los puntos de vista, y viví para ello, es así como quedé suspendido en esta edad, encerrado en esa nebulosa que no sé como disipar y vengo aquí para que me ayudes, porque encuentro en ti todavía, las respuestas que nunca pude hallar por mí mismo.
Bueno, de repente me volvió el alma al cuerpo, y es como que volví a valorarme, a creer, por lo menos en un sentido, en mí mismo, y en el sentido de mí propia existencia. Me habían dicho que algo así me podría ocurrir, pero nunca pensé que sería de esta manera. Todavía no tenía claro el significado de esta visión impactante. Pero volví a sentirme útil, para alguien. De repente, parecía haber leído mi mente, y entonces dijo, sutilmente:
- Estuve leyendo el sentido de tu apodo “El Loco Jareta”, comprendí que era un apelativo que nació del verdadero sentido que tiene tu vida para los demás, pero no estoy convencido que tú te sientas dueño del mismo. Te alegraste mucho cuando tu compañero te aclaró el real significado de tu mote. Afirmaste sentirte el hombre más feliz del mundo, parecías querer llevarte a toda la humanidad por delante, y sin embargo volviste a caer en ese sub.-mundo mental, sin saber salir de él. Es así como decidí visitarte, para que me enseñes a no caer en el futuro en un mundo perdido como en el que estás tú inmerso
- Pero entonces, ¿cómo debo llamarte?, ¿alumno quizás?
- Por qué no, al fin y al cabo vengo a sacar de ti, lo que realmente me enseñará a vivir.
Pero, me dije que eso es un arduo trabajo, es como querer enseñarle a vivir nuevamente. No sé si estoy en condiciones de hacerlo, me refiero a condiciones mentales. Es un trabajo muy meritorio pero muy complejo. Nuevamente pareciera haber leído mi mente y aclaró:


- Arduo, complejo, si lo ves como algo inservible, como algo ajeno a ti, y sin embargo puedo afirmarte, que si te lo propones podrá incluso ser muy provechoso para tu misma vida. Un día dijiste una frase de Ortega y Gaset, respecto del sentido cabal del concepto, “filosofía” esa frase incluida en un texto decía: “¿Cómo se puede vivir sordo a las dramáticas preguntas?, ¿De dónde viene el mundo, adónde va?, ¿Cuál es el sentido esencial de la vida? Necesitamos una perspectiva íntegra, no un pasaje mutilado. Sin puntos cardinales nuestros pasos carecerían de orientación. ¿A quién le ha quitado el hambre saber que no podrá comer? Aún sin respuestas, seguirán esas preguntas alzándose patéticas durante las noches. El Norte y el Sur nos orientan...”
Del libro “Qué es la filosofía”, de Ortega y Gasset
Quizás seas tú el que le dé un sentido cabal a mi vida, y también eso ayude a que puedas hallar el tuyo.
Entonces comprendí que nuevamente la vida me estaba dando una nueva oportunidad, la de reencontrarme con la verdadera misión de mí vida, educar. Fue entonces cuando me atreví a preguntarle:
- ¿Puedo considerarte mi alumno y llamarte así desde este momento, me daría mayor seguridad frente a mí mismo?
- Bueno, por ahora, aceptemos esa propuesta, pero pronto comprenderás. El verdadero fin de mi existencia.
Es así como recordé una frase de Albert Einstein y que alguien expresó alguna vez:

“la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a una persona, porque puede traer muchos progresos”. “Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado”


Eh Jareta, con quién hablás, es muy profundo ese tipo, te veo un poco desencajado

CARLOS A. BADARACCO
27/02/09

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